Sin embargo, la Democracia griega condenó a muerte a Sócrates, se había convertido en un personaje molesto: hacía pensar, reflexionar
y despertar las críticas y los juicios; sobre todo en los jóvenes, con mentes abiertas, tolerantes y no contaminadas por los prejuicio. Sócrates aceptó su condena: el Estado es más valioso que los individuos... y si él ha decidido que Sócrates muera.... debe morir
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